The “Luxury” side of life, Brands and profession; o lo que es lo mismo… “El Arte de la Excelencia y la Exclusividad”
Ser un profesional de lujo implica mucho más trabajo y esfuerzo que ser uno más del montón. Al igual que las marcas de lujo, los profesionales del lujo poseen una naturaleza diferencial y actúan en consecuencia con esencia y valores, sin traicionarse. La coherencia y la integridad son fundamentales, lo que significa no tomar «atajos» en cuestiones clave a lo largo del camino. Se requiere luchar más, trabajar más, argumentar más, resistir y persistir más.
¡No todo vale! Las caídas de estilo, menos.
En el mundo del lujo, la artesanía es un pilar central. Cada detalle se cuida con precisión y dedicación, reflejando un compromiso con la calidad excepcional. De manera similar, un profesional de lujo dedica tiempo y esfuerzo para perfeccionar su arte, asegurándose de que cada proyecto y cada tarea se realicen con el más alto nivel de excelencia. Este nivel de dedicación y atención al detalle no solo es evidente, sino que también se siente.
#SienteelLujo
Ser un profesional de lujo significa mantenerse exclusivo, sin masificarse. No sé en qué momento hemos confundido tener «X» número de seguidores con ser lujo, ser experto en lujo, o algo por el estilo. No se trata de estar fuera de los tiempos; el lujo mismo une las manos, el corazón, la creatividad, con la tecnología y los nuevos modos de comunicar. Sabemos que tanto las redes sociales como los medios digitales nos ofrecen ventajas que hace años no teníamos, y hay que aprovecharlos dentro de lo posible, sin mercadear o desvirtuar nuestro valor.
Luego, no se trata de ser «clasista», pero en el lujo, más que en cualquier otro sector, hay que discriminar, sino saber bien cuál es tu foco y cuál es tu mercado, tu grupo de referencia y tu entorno adecuado.
¿De qué sirven 100.000 seguidores si luego tenemos que «vender chucherías» para sobrevivir? No sé si queda claro el concepto.
Este enfoque es válido tanto para marcas como para personas. Coherencia es la palabra clave, hemos dicho.
Reconocer a un profesional de lujo no es tan difícil cuando lo encuentras, aunque muchos se escondan detrás del brillo superficial y de los fuegos de artificio. Al igual que una joya rara, su valor no reside en un resplandor superficial, sino en una profundidad que llena. Al final, lo que te diferencia es el corazón y la pasión que pones en tu trabajo. La ética, más allá de la “estética”.
Lo bonito gusta, el brillo superficial atrae, pero te enamoras de lo que es verdadero, y lo verdadero permanece. El “alma inquieta” permanece ahí, para respirar y crear. De la misma forma que lo hacen las marcas, los profesionales excelentes y los clientes que de verdad entienden lo que es el lujo.
El camino hacia ser un profesional de lujo no es nada fácil. Siempre digo que lo primero hay que ser buena persona; pero eso o te viene de serie o es complicado. Aun así, y justamente por tu belleza interior, por tu bondad, por tu disponibilidad de intentos; te tropezarás, te copiarán, te intentarán pisar. Habrá momentos en que sentirás que te ponen obstáculos y querrás rendirte, pero no olvides ni tu valor ni el motivo por el que comenzaste. Es tu esencia tu potencia. Son tus raíces tu fuerza para desarrollar tus ramas. Son tus valores, «tu espina dorsal», la que a veces se doblará como un junco, pero no se romperá.
Lo mismo le pasa al lujo, ¿no? No se rompe lo que ha crecido debajo de la tierra, o entre bambalina por años, con lentitud bajo la superficie hasta «desarrollarse en las alturas». Tu esencia como profesional de lujo no se puede plagiar. Esa mente creativa capaz de generar ideas, reinventarse y seguir adelante. No todos saben ponerse delante de un lienzo en blanco y crear algo único y extraordinario.
Esa es la diferencia.
En el ámbito profesional, ser de lujo no se trata solo de tener habilidades excepcionales, sino de mantener una ética de trabajo inquebrantable y una dedicación constante a la excelencia. Los profesionales de lujo se distinguen por su capacidad para superar los desafíos con integridad y pasión, demostrando que el verdadero valor reside en la autenticidad y el compromiso con la excelencia y el valor extremo. Como una marca de lujo, son exclusivos y se enfocan en ofrecer lo mejor de sí mismos en cada momento, creando así una experiencia única e inigualable en cada caso.
Como escribía hace siete años en mi ensayo «Siente el Lujo: una visión transversal del universo del lujo» (www.sienteellujo.com), este sector, y por extensión un profesional de lujo, es como un diamante. La palabra diamante proviene del latín y a su vez del griego; algunos de sus significados son: «propio», «inalterable», «irrompible», «indomable»… «yo gobierno, yo domo».
En el fondo, el lujo es difícil de «someter», guiar o controlar. Es impredecible, por su misma naturaleza creativa, a veces inescrutable e incomprensible por su alto componente de interpretación subjetiva. Si lo comparamos con la dureza de un diamante, constataremos que es altamente resistente; en su caso, a los ataques del tiempo, a la evolución de los hombres o a los cambios económicos y sociales, a los competidores… La gema conserva en su estructura el patrimonio de los años, que han servido para que se formara antes de ser descubierta, lo mismo que le ocurre al lujo (y a los profesionales enmarcados en esta categoría) con su esencia y heritage.
Como un diamante, necesita de condiciones particulares para nacer, formarse y crecer. No cualquier entorno vale, no cualquier condición lo hace resplandecer.
El diamante tiene unas características físicas superlativas, así como el lujo es único y exclusivo. Al igual que el diamante, su transparencia y autenticidad lo hacen casi exento de impurezas. Tendría sólo aquellas de quién mal lo entiende o interpreta, despojándolo de su verdadera naturaleza.
El lujo, y los «profesionales de lujo», poseen en su corazón la belleza de la sabiduría, de la creatividad, del arte, de la cultura… y en sus facetas, el recuerdo de las manos, corazones y mentes que fueron capaces de comprenderlo, sacar lo mejor de él y finalmente, «tallarlo». Es así que en su cara cristalina encerrará toda la poesía, el misterio, los deseos y los anhelos de los que ansían poseerlo o creen serlo.
Hasta aquí puedo leer…
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