LA CREATIVIDAD HUMANA FRENTE A LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL: INSPIRACIÓN DESDE LA PASARELA DE PRADA
Estamos en plena Semana de la Moda de Milán y, justo al contemplar la colección primavera-verano 2025 de Prada, y especialmente leyendo el Storytelling de la misma, me surgió una reflexión sobre lo que verdaderamente nos define como seres humanos: la capacidad de crear desde la intuición, corazón, alma… y desde la espontaneidad. Es algo que no se puede programar ni predecir. La colección, ideada por Miuccia Prada y Raf Simons, fue un manifiesto visual de este principio. En un mundo cada vez más gobernado por algoritmos, donde el comportamiento humano es analizado y encajonado en patrones predecibles, Prada nos recordó que la esencia de nuestra humanidad es la originalidad entendida en un sentido muy amplio del término.
Desde una perspectiva profundamente humana, lo que nos diferencia de la inteligencia artificial no es solo la creatividad, sino la capacidad de navegar lo inesperado, lo intuitivo e, incluso lo contradictorio. Mientras que los algoritmos pueden replicar/predecir tendencias, optimizar procesos y generar patrones a partir de datos, el ser humano es capaz de algo mucho más sutil: ver belleza y valor en lo imprevisible, en lo imperfecto, en lo que emerge de un momento de inspiración.
Además, es intuitivo. La intuición no se puede explicar, pero predice y mucho.
Prada nos ofreció una colección en la que las prendas, aparentemente inconexas en su mezcla de épocas, colores y estilos, eran en realidad una celebración de la libertad creativa, de esa fuerza innata que trasciende cualquier lógica programada. O por lo menos así nos lo han contado. Estoy segura que, detrás de muchas marcas de moda, incluso Prada, hay una pérdida de foco, de creatividad y de originalidad. Todo parece estar ya inventado. Pero esto, se lo dejará analizar a colegas muchos más enfocados en esta temática.
EL ESTRO CREATIVO EN EL LUJO
Trasladando este concepto al sector del lujo, claramente en éste, la creatividad es un elemento clave.
Y, además, la capacidad de crear desde lo inesperado cobra un valor incalculable. Esa forma de sorprender y superar las expectativas. El lujo no se trata únicamente de materiales exquisitos o artesanía impecable, sino de la historia que cada pieza cuenta, del deseo que suscita, del impulso emocional que despierta en quienes lo experimentan. La inteligencia artificial puede calcular qué tendencias captarán la atención del consumidor, pero no puede sentir, ni hacer sentir; no puede conectarse con las emociones más profundas que mueven al ser humano.
¡El Lujo sí!
Y lo hace a partir de un lenguaje muy bien definido, del que os he hablado en variasd ocasiones.
Aquí radica la diferencia crucial entre una creación humana y una creada por IA: la chispa única del estro creativo; la imprevisibilidad del acto de crear, el momento único en que la chispa se enciende en la mente creadora; para luego, en el caso el lujo, ser materializada por manos expertas que dan vida a los objetos más refinados.
Yo conozco bien esa sensación, me acontece muy muy a menudo. Ese despertar de las ideas, esa forma en que “se me enciende la bombilla”. La creatividad es algo con la que naces pero que también entrenas; y, en efecto, cuanto más la “fuerzas”, cuanto más aumenta, alimentada por el “adiestramiento” y una sana curiosidad, además de la capacidad de conectar y procesar gran número de información. En este sentido, también tengo un don, pero es cierto que las nuevas tecnologías, ben usadas, facilitan el proceso de organización de la información. No te sustituyen, pero “pueden acompañar”, son un buen complemento para adquirir rapidez de ejecución, por ejemplo.
El desfile de Prada, según Miuccia y Raf, quiere ser un reflejo de esa energía humana imprevisible. Las combinaciones audaces – una chaqueta de tweed con una falda de cuero aceitado, o cinturones bondage sobre trajes clásicos– no son meramente estéticas, sino que son un desafío a la uniformidad. Son un recordatorio de que el verdadero lujo nace cuando el creador tiene la libertad de explorar lo inesperado, de desafiar las normas y sorprender.
Más allá de esto, reivindica que el lujo ha de estar atento a la unicidad de cada individuo.
LA AUTENTICIDAD COMO VALOR ESENCIAL
La autenticidad es un pilar del lujo, y es algo que ninguna IA puede replicar. Si bien la inteligencia artificial puede producir resultados sorprendentes, carece de la profundidad emocional que solo el ser humano puede aportar.
De momento… ¡estamos salvados!
Cada diseño que Prada presentó en su desfile fue una declaración de libertad creativa, una demostración de que la moda de lujo se nutre de lo genuino, lo original y lo auténtico. No es suficiente seguir patrones o predecir comportamientos: el lujo real consiste en expresar lo impensado, en ser audazmente humano en un mundo cada vez más homogeneizado.
Miuccia Prada y Raf Simons presentaron este concepto interesante en el que integraron referencias a los superhéroes, lo que destacó un tema de empoderamiento y transformación. Los trajes incluían detalles como máscaras, capas, y accesorios que evocaban la estética de los superhéroes, simbolizando una fuerza liberadora en la individualidad y el rechazo a las normas preestablecidas.
Este guiño a los superhéroes ha querido representar visualmente la capacidad humana para trascender lo predecible, sugiriendo que la moda puede ofrecer un «poder» personal a quienes la llevan, alineándose con el mensaje más amplio del desfile: el poder de la individualidad y el potencial único del ser humano frente a la previsibilidad tecnológica y la conformidad.
La moda de lujo, en este sentido, no solo responde a tendencias, sino que también ofrece una herramienta para que las personas expresen su individualidad y creatividad.
En un momento en el que la tecnología parece dominarlo todo, lo que nunca podrá emular es la riqueza emocional que subyace en el acto humano de crear. Prada nos recuerda que lo más valioso sigue siendo lo que no puede ser controlado ni replicado por un algoritmo: nuestra capacidad de soñar y de crear desde lo más profundo de nuestra naturaleza humana. Es en ese espacio, donde la intuición se mezcla con la emoción y el contexto personal; cada creación, nacida de un momento de inspiración, se convierte en un reflejo de la naturaleza inescrutable del ser humano.
El lujo, entonces, en su máxima expresión actual, parece ser un acto de resistencia frente a la previsibilidad, y Prada nos invita a celebrarlo.
Y, justamente en el lujo, este valor no tiene precio.
Imágenes: www.prada.com
fuentes de información:
harpersbazaar.com.au
https://runwaymagazines.com/
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