La Befana, los zapatos rotos y el valor real en el posicionamiento profesional

Ayer fue el día de la Befana en Italia, (de Reyes aquí en España), esa entrañable figura que, según la traición popular en mí País, «viene de noche con zapatos rotos.»
De hecho, esta rima tan conocida forma parte de la canción «La Befana Trullallà» popularizada por un icono de la música italiana, Gianni Morandi, que se hizo famosa en los años setenta y que quizás muchos, como yo, recordamos de nuestra infancia. Una canción alegre, festiva, que, como la figura de la Befana, encierra un simbolismo sobre lo genuino y lo humilde.
Quien me conoce bien, sabe que soy muy observadora, curiosa, con un desarrollado espíritu crítico; analizo y capto información de mi entorno, que como digo yo, “me guardo en el cogote” en un espacio de mi cabeza donde “la dejo reposando”, a la espera de que un día me resulte útil. Debo de tener miles de cajoncitos en mi cabeza 😉
Por otro lado, soy especialmente crítica conmigo misma, a veces implacable, y estos días de bajar el ritmo, me han servido para analizar mis estrategias, mis resultados, áreas de mejora, etc. Una de ella el crecimiento en mis RRSS, en mi caso lento (pero seguro) en alguna más que otra, y orgánico.
La verdad es que me fascina analizar las buenas prácticas y cómo algunas personas logran establecer una marca personal sólida y un posicionamiento profesional admirable. Siempre observo con el afán de aprender, de emular lo que merece la pena, reflexionando acerca de lo que ellos hacen bien y lo que yo “hago mal”, en el respeto de nuestras diferencias individuales y diferencias en trayectorias profesionales. Siempre hay que arrimarse al listo, que se dice y aprender de él.
Justo en estos días de calma y a lo largo de mis observaciones, me he fijado justamente en perfiles muy posicionados en RRSS y en su segmento de referencia, he cogido varios y diferentes, algunos de mí mismo segmento, otros no.
Así que observa observa, especialmente en Instagram, donde es fácil estar ahí entreteniéndose en momentos de ocio y donde se detecta con más facilidad cambios de pautas, me topé con un evidente crecimiento artificial de seguidores en “algunos referentes de reconocido prestigio”.
Identificar el patrón de crecimiento de algunas cuentas ha sido un juego de niños, lo digo porque yo no soy especialmente experta en esto. Existen cuentas que, noche tras noche, suman 100 o 200 seguidores nuevos, de manera mecánica. Le llegan como la Befana… No 110, no 367, siempre cifras redondas. Y yo, que en IG noto más retrocesos que avances en seguidores especialmente desde que publico con más asiduidad mis artículos reflexivos, estaba especialmente interesada en descubrir qué genialidad hacían los demás.
Subrayo, que mi IG es “mi espacio de libre expresión”, un cajón de sastre donde cabe un poco de todo, más cuestiones personales que profesionales, en honor de la verdad, un espacio de “desahogo”, pero que también me sirve para divulgar e igualmente para comparar patrones de crecimiento.
Y me diréis… ¿qué tiene que ver esto con la Befana?
Pues, unas cuantas cosas.
Así como los zapatos rotos de la Befana pueden aparentar utilidad, pero no sirven para caminar grandes distancias, estas cuentas infladas de seguidores son un espejismo de éxito, que a la larga…
A simple vista, los números impactan, y lamentablemente muchas personas o empresas aún caen en el error de interpretar las cifras como sinónimo de autoridad o competencia.
Pero, ¿de qué sirve tener 90.000 seguidores si detrás no hay interacción, ni comunidad, ni contenido relevante?
¿Posible que 2025 siga existiendo esta obsesión por inflar cifras? Me pregunto, cuántos de estos expertos tienen perfiles profesionales sólidos y no “inflados” como sus cuentas de IG. Dejaremos para otro día lo de analizar los CV… el papel lo aguanta todo, las “historias bien contadas”, también.
Estas cuentas construyen una fachada que engaña a los ojos de los incautos. Muchos contratan o confían en estos perfiles simplemente por la cantidad de seguidores, sin profundizar en lo que realmente aportan. Y es ahí donde radica el problema: detrás de esos números no hay valor, solo una ilusión.
Y aquí sí es también donde me permito reflexionar sobre cómo este tema puede resultar frustrante para quienes, como yo, sudan la camiseta a diario y se esfuerzan muchísimo. No se trata de envidia, sino de una cuestión de justicia y de entender cómo se mueve el mundo hoy para no sucumbir en él y en este sistema fatuo de posicionamiento y clasificación del valor de una persona o profesional.
He identificado perfiles con menos seguidores —5.000, quizás— que aportan muchísimo más que otro de 100.000. Son personas que, desde la autenticidad, generan contenido útil, relevante, y construyen una comunidad real. En lo personal, si tuviera que contratar a alguien, sin duda elegiría a quien tiene un impacto genuino y valores sólidos, que es coherente y se deja de tantos fuegos de artificios basando su “éxito” en cifras manipuladas.
El verdadero éxito, tanto en lo personal como en lo profesional, no debería medirse en números, sino en impacto. Una cuenta auténtica, aunque más humilde en cifras, siempre tendrá más recorrido y relevancia que una inflada artificialmente.
Y, en honor a la verdad, hay que decir que, he hablado con varias empresas que ya están cambiando esta tendencia y prefieren “micro influencers”, relevantes en un entorno concreto, que “mega estrellas” que luego prácticamente no tiene la relevancia esperada.
En resumen…
Así como la Befana simboliza lo humilde y lo sencillo, las redes deberían ser un reflejo de lo que realmente somos y aportamos. Construir una marca personal no consiste en sumar seguidores artificialmente, que solo inflan cifras, egos y ofrecen poca sustancia, sino de construir algo sólido, que resista el tiempo y que conecte de verdad con las personas.
Quizás la lección de la Befana este año sea más clara que nunca: valoremos lo auténtico, cuidemos nuestros pasos y dejemos de obsesionarnos con las apariencias.
Porque, al final, como ocurre con todo, el tiempo pone a cada uno en su lugar.
Fuente de la imagen: creativefabrica.com
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